Ayer fue la tan esperada boda de una de mis mejores amigas, amiga desde el kinder. Todos estábamos súper emocionados, todo estuvo muy bonito. La iglesia me pareció muy cálida, la recepción, muy elegante, el novio radiante y la novia estaba contentísima y hermosa.
Pero como dice Murphy: "Si algo puede salir mal, saldrá mal..."
Lo bueno que ese mal me ocurrió a mi y no a los novios. Quién iba a pensar que un corsé tan apretado te haría sentirte tan mal. Me tuve que regresar sin cenar porque la comida me daba asco. Estaba mareada, y tenía un horrible dolor de cabeza.
Lo aprendido: "Aunque vayas a una boda (o evento muy formal) trata de ir cómodo/a" Qué ironía, los zapatos no me molestaron...
Que tristeza...
Un capítulo al más puro estilo decimonónico, insisto.
ResponderBorrarDefinitivo, definitivo...
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